Por: Dr. Estanislao Galván Vega
La educación ambiental incluye, entre otros conceptos, el cumplimiento de una serie de disposiciones contenidas en la ley y reglas no escritas que tienden a conservar o mejorar las condiciones del medio ambiente en que nos desenvolvemos. Existen una serie de leyes y reglamentos en los tres niveles de gobierno que regulan las actividades de la sociedad con el mismo objetivo. Tales ordenamientos establecen obligaciones para con el medio ambiente y sanciones para quienes las incumplan.
No obstante lo anterior, tenemos innumerables ejemplos de deterioro de las condiciones ambientales en las ciudades, en el campo, en los cuerpos de agua, en el aire, en el suelo, en los océanos y casi en cualquier punto que seleccionamos, encontramos un desequilibrio y una descomposición del medio, en menor o mayor escala.
¿Qué está sucediendo?
Pareciera que las leyes no fueran suficientes, que no contemplaran todas las situaciones de riesgo ambiental, que las sanciones no fueran suficientes para desmotivar su incumplimiento. Hay cuerpos de agua con signos evidentes de contaminación; descargas de aguas residuales sin tratamiento, tanto de origen doméstico como de origen industrial o como residuo de procesos industriales que se vierten a cielo abierto sin ningún tratamiento y llegan, finalmente, a algún cuerpo de agua.
Basureros clandestinos, basureros legalmente establecidos pero mal operados, que generan descomposición del aire, proliferación de fauna nociva, mal aspecto, malos olores, desorden en el manejo de la basura, retrasos en la recolección, etc. Observamos instalaciones industriales que envían a la atmosfera grandes cantidades de humos, gases y polvos que inevitablemente precipitarán en algún sitio, seguramente lejano al punto de generación; que descargan aguas residuales sin tratamiento a cuerpos de agua de la zona, a la playa y/o al mar.
Nos preguntamos nuevamente: ¿Qué está sucediendo? ¿Faltan leyes, regulaciones o educación ambiental? Y en este caso la segunda pregunta sería:
Educación ambiental ¿Para quién?
Resulta evidente que a nivel regional o nacional, fuera de los sistemas de saneamiento que tienen y deben operar correctamente los organismos operadores de los servicios de agua y saneamiento de los centros de población, grandes y pequeños, los problemas serios de contaminación se deben a las grandes unidades de producción, a las empresas que generan residuos contaminantes que no son debidamente manejados, tratados ni llevados a su sitio de disposición final.
Finalmente, las aportaciones de contaminantes pequeñas y grandes contribuyen, en menor o mayor escala, al deterioro del medio ambiente, que finalmente se encamina al calentamiento del planeta. Este tiene un comportamiento bastante democrático. Sus efectos drásticos, peligrosos, trágicos, afectan por igual a los que contaminan mucho y a los que contaminan poco e inclusive a los que no contaminan y no tiene su origen en un punto específico, sino que es el resultado de las acciones de todos los sitios del planeta, de manera que las acciones para evitarlo deben darse a nivel de países, por lo que resulta encomiable el esfuerzo que hace la comunidad internacional para acordar acciones de control y protección del medio ambiente, como resulta altamente criticable que haya países que no se interesen por esas acciones.
El Acuerdo de París
Una acción importante de la comunidad internacional en este sentido ha sido el Acuerdo de París, negociado durante la XXI Conferencia sobre Cambio Climático en diciembre del 2015, en el ámbito de la Convención Marco de las Naciones Unidas Sobre el Cambio Climático, en el cual se establecen medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París representa un retroceso en el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo, no solamente porque este país es el principal generador de contaminantes, sino también porque los países latinoamericanos firmantes del acuerdo verán reducida la transferencia de tecnología y el financiamiento por parte de Estados Unidos.
En el contexto de los acuerdos entre los países resulta obvio que, a nivel internacional, se cuenta con los instrumentos necesarios para trabajar en el objetivo de disminuir el calentamiento global y controlar el cambio climático. Lo que ciertamente no hay son sanciones para quien incumpla o no se integre al acuerdo. Es un acuerdo de buena voluntad. Eso explica que los países decidan adherirse al acuerdo o no, o salirse en el momento que así lo consideren o bien que digan sí al acuerdo pero que no lo ratifiquen, como es el caso del Protocolo de Kyoto, que no ha sido ratificado por una gran cantidad de países, entre ellos Estados Unidos.
Volvemos entonces a la pregunta inicial: Educación ambiental ¿Para quién? Es claro que los países más desarrollados generan mayor cantidad de gases de efecto invernadero, (CO2 dióxido de carbono, CH4metano, N2O óxido nitroso, HFC hidrofluorocarbonos, PFC perfluorocarbonos y SF6 hexafluoruros de azufre), precursores del calentamiento global y el cambio climático.
Las grandes ciudades con una concentración muy alta de vehículos que utilizan combustibles fósiles, los grandes centros industriales demandan grandes cantidades de energía y generan las mayores cantidades de emisiones contaminantes.
Alternativas
El mundo debe cambiar a la utilización de las energías alternativas para los procesos industriales. La energía existente en la naturaleza en forma de calor y viento, principalmente, son la alternativa más apropiada para evitar o disminuir la emisión de contaminantes. Las normas internacionales deben cambiar para promover la utilización de este tipo de energías y desestimular la utilización del petróleo para la movilidad de las ciudades. Esta es tarea de las grandes empresas desarrolladoras de los equipos de transporte y generadores de potencia.
La deforestación de los bosques, la pérdida de zonas arboladas por la urbanización o por la agricultura y eventualmente por grandes incendios destruyen la capacidad de transformación del dióxido de carbono en oxígeno, contribuyendo de esta manera con el calentamiento global.
Los grandes líderes mundiales deben ser concientizados de los costos del desarrollo y de las opciones que nos da la propia naturaleza.