En esta edición:
Comenzamos la recta final de este 2021, han pasado ya nueve meses, de un año tan complejo como difícil. El cambio climático nos presenta a nivel mundial un mayor número de escenarios negativos de los que se esperaban: sequía generadora de calor intenso, acompañada por incendios forestales que arrasan implacablemente amplias zonas de la superficie terrestre; el calentamiento de los mares está generando inestabilidad en casi todos los océanos, haciendo posible la formación de ciclones, tormentas, lluvias intensas que, al no encontrar un rápido desfogue, ocasionan deslaves, consecuentemente acompañada por un rápido crecimiento de arroyos y ríos, así como inundaciones que dañan las vías de comunicación, causando estragos a su paso, tanto materiales como humanos en muchas poblaciones.
Debemos volvernos conscientes sobre como todos contribuimos malamente a la explotación de los ecosistemas, para nuestro propio beneficio y mejor “calidad de vida”. Arrojamos basura en ríos, mares, lagos, lagunas, océanos… no reciclamos, contaminamos con los automóviles; nuestra globalizada vida, hace cada vez más lejana la recuperación del Planeta Tierra. Si continuamos aniquilando tanto flora y fauna, ocasionaremos un futuro desolador.
Sin embargo, no solamente la naturaleza sufre dichos embates, también nosotros estamos siendo sometidos a diversas pruebas que están haciendo cada vez más complejas y difíciles nuestras relaciones interhumanas. Actualmente, la Pandemia por COVID-19 no ha podido controlarse a pesar de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como los países con fuertes economías y grandes laboratorios en el ámbito de la salud, han hecho su mayor esfuerzo. Debemos aceptar que todavía estamos lejos de domar esta enfermedad. Como vemos, tenemos mucho porque luchar, cuidemos nuestro planeta, nuestra salud, no bajemos la guardia, si lo hacemos juntos, ¡Lo mejor está por venir!
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